Hola, como
ya sabréis algunos, yo tengo un hermano gato llamado Cuco.
A
continuación os voy a contar algunas anécdotas sobre él. Antes de empezar tenéis que saber al menos
una cosa.
Cuco habla,
no solo maúlla, también habla.
Por ejemplo,
a mi madre la llama mamá de Miguel en vez de mamá, y lo mismo pasa con mi
padre. Pero a mí me llama Miguel.
Pero, pensad
un momento, los gatos no hablan ¿verdad? Eso sería raro.
En realidad
yo le pongo voz.
Ahora sí que
podemos empezar con las anécdotas.
Un día mi
madre estaba haciéndome fisio respiratoria en mi habitación. . .
Yo: ¿Dónde
está Cuco?
Mama: Cuando
me haya encargado de ti iré a buscarlo ¿vale?
Yo: Vale
Un tiempo
después llaman a la puerta (por cierto, antes de continuar tenéis que saber que
vivimos en un segundo piso).
Al parecer
el que ha llamado es un vecino llamado Josep que llevaba en brazos a Cuco.
Josep: ¿Es
tuyo este gato?
Mamá: ¡EL
GATO DE MI HIJO! ¿Pero qué ha pasado?
Josep: Es
que le he visto caer ¿quieres que lo lleve el veterinario?
Mamá: No, muchas
gracias Josep, ya llamo a mi marido y que deje su salud, ya que la salud del
gato es más importante (ya que mi padre estaba en el médico) Adiós.
Después de
acabar la conversación la primera reacción de mi madre fue llevar al gato a mi
habitación para que lo viera, después llamó a mi padre y él se tuvo que venir
corriendo para llevarlo al veterinario.
Desde el
punto de vista de Cuco. . .
Hola, soy
Cuco, y estoy mirando por las mosquiteras de una ventana.
Anda, un
pájaro, lo voy a cazar.
Bien, he
abierto las mosquiteras, he burlado la seguridad de la casa.
Ahora voy a
cazarte, maldito pájaro.
Unos
segundos después. . .
¡Socorro!
Que me estoy cayendo desde la ventana, maldito pájaro, me ha tendido una
trampa.
Ay, que
dolor de nariz, creo que me la he roto.
Anda, una
persona que no conozco de nada me coge y va preguntando a todos los vecinos si
vivo en su casa hasta que llama a una puerta y aparece la mamá de Miguel.
En ese
momento ella se va corriendo hacía la habitación de Miguel.
Después de
eso aparece el papá de Miguel y me lleva al veterinario.
Y el
veterinario me da de comer, genial, con lo que me gusta comer.
Anda, me he
comido toda la lata, entonces a partir de ahora cada día me voy a tirar por la
ventana para que el veterinario me dé de comer.
Veterinario:
Ya hemos terminado, Cuco está perfecto.
Desde luego no se a que habéis venido.
Por
desgracia a partir de ese día la seguridad de la casa aumentó, a pesar, que
cuando llegué a esta casa ya pusieron mosquiteras para evitar que me cayera,
pero no contaban con que era un gato ágil.
Otro día yo
estaba en el colegio y llamaron a mi madre para que viniese rápido y me trajese
una camiseta de repuesto, y después volvió a casa.
Al llegar a
casa mi madre no encontraba a Cuco por ninguna parte.
Mamá:
¡Maldito gato!, ahora tendré que bajar a la calle a buscarlo, aunque esté
diluviando.
A la salida
del colegio seguía diluviando. Parecía que el suelo se iba a inundar.
En casa. .
.
Mamá:
Cariño, Cuco se ha escapado de casa.
Después de
eso, mi madre llamó a mi padre que estaba trabajando.
Mamá: Vente
corriendo que el gato se ha escapado.
Papá: ¿En
serio tengo que dejar de trabajar por el gato, qué seguramente esté en algún
cajón o en algún armario?
Total, que
mi padre se tuvo que venir.
Vaya con mi
padre, entre lo del médico y lo del trabajo, no puede hacer vida normal por mi
hermano gato.
Cuando
llegó, mi madre se fue a la comisaría a denunciar su pérdida.
Agente de
policía: Tranquila, encontraremos a este gato.
Mamá: No es
un gato cualquiera, ¡ES EL GATO DE MI HIJO, ES SU HERMANO GATO!
Mientras
tanto, una enfermera que me acompañaba al colegio oye un ruido extraño en un
cajón de la habitación. . .
Enfermera:
Voy a abrir los cajones a ver qué pasa.
Y en un
cajón aparece Cuco.
Cuco: ¿En
serio has tenido que abrir el cajón con lo a gusto que yo estaba, enfermera de
Miguel? Anda, cierra el cajón y no hagas ruido.
Entonces mi
padre llama a mi madre.
Mamá: esto.
. . Señor agente, era broma, si es que
yo me pongo nerviosa por nada.
Agente de
policía: Vete y no vuelvas a no ser que sea un asunto serio.
Al parecer
mi padre tenía razón sobre que Cuco estaba en un cajón.
En el fondo
yo también sabía que estaba en un cajón.
Otro día, mi
padre lo había llevado al veterinario porque estornudaba mucho.
Veterinario:
Lo de los estornudos no es nada importante, pero le estoy viendo que los
dientes los tiene mal, Hay que hacerle una operación, aunque no hará falta ya
que seguramente se le caerán.
Total, que
en una casa de veraneo. . .
Hola, soy
Cuco y me he hecho amigo de un gato.
Anda, ha
venido mi amigo.
Gato: ¿Puedo
entrar en la casa?
Cuco: Claro
que sí, pero no hagas mucho ruido ya que como es de noche mi familia está
durmiendo.
Que raros
son los humanos, que en vez de dormir de día duermen de noche.
Total, que
el gato se iba a comer mi comida.
Y como la
comida es más sagrada que mi propia familia. . .
¡AL ATAQUE,
POR LA COMIDA¡
Y empezamos
una batalla a vida o muerte.
Yo le araño,
el me persigue hasta debajo de un sofá., yo le pego un mordisco.
Yo: Ay, se
me ha caído un colmillo.
El otro gato
maúlla por el dolor.
Unos
segundos después aparece el papá de Miguel con una cara de dormido que no
veas.
Papá:
¡MALDITO GATO! Vete y no vuelvas nunca.
El gato se
va corriendo y yo detrás de él hasta que se va de la casa.
A partir de
ese día no pude salir a la terraza por la noche.
Y gracias a
que el colmillo se ha caído los dientes están bien.
Tremendo ese hermano gato!! Las travesuras que hace!! 😂😂😂. Cómo me hiciste reír Miguelito! Me encanta leer lo que compartes en tu blog. Besos desde Argentina. 😘😘
ResponderEliminarQué barbaridad de faena da jajaja y tú pobre padre de aquí para allá
ResponderEliminarLo que me has hecho reir con tu hermano gato. Genial
ResponderEliminarNo hay un día aburrido con este hermano gato. ¡Cómo nos has hecho reír, Miguel! Te mandamos un abrazo y otro para Cuco, aunque seguro que a él le gustaría más que le enviáramos una latita de comida...
ResponderEliminarCon Cuco las aventuras nunca acaban!!! Hay que estar preparado en todo momento!! Lo he estado leyendo con mi hijo de 12 años y nos ha encantado. Miguel eres todo un escritor!!
ResponderEliminarJajajaja me encanta! mi gata Lola también intenta cazar pájaros... ahora que he leído tu historia no podré evitar ponerle voz a sus pensamientos!
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