Aventuras en el instituto 1

 

Hola, por circunstancias este año he tenido que ir al instituto con mi madre, y seguramente el curso que viene también. 

Ahora voy a estudiar cuarto de la eso.

Os voy a contar algunas anécdotas del curso pasado.

En la primera semana había una misión: que mis compañeros no se enteraran de que la persona que me acompañaba era mi madre para que mis compañeros no se sintieran asustados.

En nuestra cabeza sonaba bien ¿verdad?

A continuación vais a ver qué pasa en la realidad. 

Yo: mamá

Mamá: ¿si, cariño?

Y no solo cariño, también me llamaba caballero, hijo e hijo mío. 

Yo no podía evitar llamarla mamá. 

Menos mal que teníamos una misión, imaginad que pasaría si no la hubiésemos tenido. 

A la segunda semana entendí que era inevitable, y a partir de ese momento la llamé mamá sin preocuparme. 

Primera misión en el instituto: cumplida. 

Ahora vamos a por la segunda misión: que mi madre les caiga bien a mis compañeros. 

Un día en clase, que no venía ningún profesor: 

Mamá: Hola, soy la madre de Miguel pero aquí soy su acompañante.  No se lo vais a decir a nadie ¿verdad? Venga, decidme vuestros nombres y que os gusta hacer.

Mis compañeros: Vale

Mis compañeros en sus cabezas: ¿En serio nos tenemos que presentar a una señora que no conocemos de nada?

Y pasó lo que tenía que pasar:

Una compañera: Me llamo tal y me da por culo socializarme. 

En ese momento mi madre se dio cuenta de lo que había hecho. 

Segunda misión en el instituto: cumplida. 

Ahora os voy a contar algunas anécdotas:

En clase de tecnología. . . 

Mamá: ¿te cojo apuntes, cariño?

Yo: Si, que nunca viene mal. 

Una hora después, cuando había acabado la clase. 

Mamá: hijo mío, no te he podido coger apuntes porque no me he enterado de nada. 

En clase de música…

Resulta que mi madre le tiene respeto al profesor de música y creo que él le tiene respeto a ella. 

O sea, que se tienen respeto mutuo. 

Un día, en plena audición intentando entrar mi madre, arrastra dos mesas por accidente con la silla motorizada.

Profesor: ¡Los del fondo, no hagáis ruido!, desde luego, que despropósito.

Mamá: Esto. . .  He sido yo. 

Profesor: Si eres tú, no pasa nada, puedes hacer todo el ruido que quieras.   

Otro día, mi madre estaba intentando caerle bien al profesor de música. 

Y le estaba diciendo que sus clases eran entretenidas. 

Total, que gracias a eso el profesor me dijo que hiciera un trabajo extra. 

Yo en mi cabeza: Gracias mamá por darme más trabajo.

 

En clase de inglés…

Resulta que mi clase está en el primer piso. 

Un día yo estaba haciendo otro examen de inglés y ese examen estaba durando más de la cuenta, ya que, sin ofender a los profesores pero algunos de ellos no me adaptan los exámenes, y lo que mis compañeros hacen en 5 minutos yo lo hago en 15 por mis ritmos. 

Era un día de tormenta, eran las dos de la tarde, pero estaba oscuro, no había ninguna luz. 

Mamá: Espero que no tarde por si hay tormenta eléctrica y no funciona el ascensor. 

Profesora: Tranquila, a ver si vas a poner nervioso a Miguel. 

Mamá: No, si ya me pongo nerviosa yo sola. 

 

En el patio…

Un día, se me acerca una amiga mía que conocemos desde hace mucho tiempo. 

Mamá: Aquí está la niña de mis ojos. 

Yo en mi cabeza: ¿Y se supone que nadie se tiene que enterar de que es mi madre? Ahora sí que la hemos liado. 

Menos mal que mi amiga ya lo sabía y entendía la situación. 

Y también menos mal que en la hora del patio hay mucho bullicio porque si no todo el instituto se hubiese enterado. 

No sé qué tiene mi madre pero desde que voy con ella más gente habla conmigo, la coordinadora, la directora, una logopeda, los profesores. . . 

Un día, cuando nos íbamos a ir aparece la coordinadora.  5 minutos después aparece la logopeda. 

Y juntas ofrecieron ideas para socializarme, y mi madre de tantas ideas se agobió, aunque esas ideas funcionaron.

Desde ese día mi madre se preparó más. 

Y hasta aquí, algunas de las aventuras de mi madre y yo en el instituto. 

En esta foto estamos mi madre y yo en el taller del huerto en el instituto.